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¿Hasta dónde de lejos puedes llegar?
MONTHLY INVESTMENT BRIEF
OCTUBRE 2019
Laurent Denize,
GLOBAL CO-CIO &
GLOBAL HEAD OF FIXED INCOME
Incluso si esto implica un rendimiento temporalmente inferior en nuestras estrate-gias de asignación, no ire-mos ni un paso más allá.
Los bancos centrales lograron finalmente uno de sus objetivos: la «eutanasia» del rentista es ya un hecho. En los países desarrollados, ningún activo sin riesgo ofrece protección frente a un deterioro del capital. Así, incluso en Estados Unidos, los bonos del Tesoro a 10 años ofrecen rendimientos reales nulos o incluso negativos. Esto mismo ha sucedido dos veces durante la última década (en julio de 2012 y julio de 2016), pero tras una fortísima corrección los tipos a 10 años subieron más de 150 pb en dos años. Actualmente, estos rendimientos son unos 200 pb inferiores a la tasa de crecimiento del PIB. Este fenómeno no ha sido habitual en los últimos 30 años, pero seamos honestos, desde que se adoptaron herramientas poco convencionales, los rendimientos reales han perdido buena parte de esta capacidad histórica de prever el PIB real.
O bien los inversores en renta fija tienen razón y la economía estadounidense entrará pronto en recesión, o la economía resiste y el titular de bonos está abocado a pérdidas de capital que podrían ser tan sustanciales como las ganancias obtenidas este año. A ambos lados del Atlántico, desde el 1 de enero los bonos a más de 15 años han generado una rentabilidad de más del 25%, lo que recuerda a 2014.
Seguimos siendo moderadamente optimistas con respecto al crecimiento mundial, que sigue alentado por un impulso de consumo que no se acaba. Sin duda, el aumento de la incertidumbre ha modificado claramente las políticas de los bancos centrales, que han preferido la seguridad a la racionalidad al optar por políticas incluso más flexibles. Sin embargo, los inversores ya han previsto este cambio de tendencia y apuestan ahora por una acentuación de estas medidas.
Esto parece una visión arriesgada (especialmente en los EE.UU.), y mantenemos un cierto grado de cautela con respecto a las posiciones de los bonos del Estado. No queremos animar a nuestros inversores a que mantengan su inversión en activos que ofrecen unos tipos reales también negativos. En 10 años o más, la siguiente generación probablemente se reirá de estos inversores con tan poco buen juicio: «pero, ¿cómo pudieron invertir en un activo con un 100% de posibilidades de generar pérdidas al vencimiento y una erosión del capital tan fuerte, incluida la inflación?».
¿Por qué? ¿Avaricia, como habría dicho Gordon Gekko? En realidad, no. Para muchos, se trata simplemente de una falta de alternativas debido a los estrictos requisitos regulatorios. Pero para los inversores que pueden elegir, recomendamos reducir la exposición a la deuda pública core y favorecer a los bonos periféricos y a los emisores de alta calidad.
Las aseguradoras están cerrando una tras otra el acceso al contrato en euros. Este demuestra, en su caso, que ya no pueden ofrecer a la vez la garantía del capital y rendimiento sin poner en riesgo su modelo económico.
Incluso si esto implica un rendimiento temporalmente inferior en nuestras estrategias de asignación, no iremos ni un paso más allá.
Citando a Cocteau: «El tacto en la audacia es saber hasta dónde de lejos podemos llegar».